17 enero 2018

La resistencia a los antibióticos oculares

Escrito por Katherine M. Mastrota y Milton M. Hom para Optometry Times.

El invitado menos deseado, una superbacteria llamada mcr-1 positivo, llegó a los Estados Unidos en mayo de 2016. Ese evento, junto con la creciente amenaza del virus del Zika, ha llevado a los microbios a la vanguardia de nuestro pensamiento.

El dilema que enfrentamos es que no tenemos tratamientos viables para muchos de estos nuevos microbios. El mcr-1 positivo es una superbacteria, lo que significa que tiene resistencia no solo a una clase de medicamentos sino a varias clases. La nueva superbacteria es resistente incluso a nuestra última línea de defensa, el antibiótico Colistin (colistimetato de sodio).

La resistencia a los antibióticos es la habilidad de los microbios para sobrevivir a los efectos de los componentes del medicamento para erradicarlos.

Los microbios han habitado la tierra durante miles de millones de años y pueden ser las formas de vida más antiguas del planeta. Tienen la capacidad de sobrevivir en los ambientes más extremos. Su éxito para sobrevivir se debe a su notable adaptabilidad. Tener la flexibilidad de cambiar bajo condiciones ambientales externas extremas, por ejemplo la exposición a los antibióticos, asegura la supervivencia del microbio.

La resistencia a los antibióticos es un fenómeno natural. Durante el desafío antibiótico en el curso de las generaciones bacterianas, aquellas bacterias que son débiles o sensibles al medicamento perecerán, y los resistentes continuarán prosperando y multiplicándose. Por ejemplo, la bacteria que ha pasado por una mutación genética aleatoria que brinda material genético para codificar la resistencia a los antibióticos continuará su población. Este proceso de selección natural asegura la supervivencia genética.

Diferentes mutaciones genéticas codifican diferentes mecanismos de resistencia en la bacteria. Algunas bacterias tienen material genético que codifica para enzimas que desactivan el reto antibiótico. Otros eliminan los sitios de aterrizaje del antibiótico para que no pueda ejercer su efecto terapéutico. La bacteria puede cerrar las membranas bloqueando el acceso al antibiótico dentro de la célula, y otras incluso desarrollan bombas para sacar el antibiótico de la célula.

Cuando la bacteria tiene el genoma que codifica la resistencia, pueden pasarlos verticalmente a las siguientes generaciones o pasarlo horizontalmente a sus contemporáneas mediante diferentes mecanismos.

El Staphylococcus aureus es reconocido por su gran flexibilidad para enfrentar el reto. A principios de los 1960s, el S. aureus se reconoció como el primero en resistir el antibiótico favorito de ese tiempo, la meticilina.

Comenzando el siglo XXI S.aureus y otros grupos de bacterias se han vuelto resistentes a la meticilina y otras clases de antibióticos, incluyendo las fluoroquinolonas.

Se cree que el actual aumento alarmante en los niveles de resistencia a los antibióticos multiclase de grupos de bacterias se debe al uso excesivo de antibióticos en medicina, agricultura y medicina veterinaria. La exposición bacteriana a los antibióticos en estos entornos genera resistencia microbiana que se transfiere y se propaga a través del contacto de persona a persona, alimentos, agua y otras fuentes.

Los centros de control de enfermedades estimaron en 2015 que más de 2 millones de infecciones en los Estados Unidos se debían a organismos resistentes a los antibióticos que culminaron en 23 mil muertes.

La resistencia a los antibióticos también está presente en el cuidado de los ojos. Una bacteria bastante familiar es la Pseudomonas aeruginosa (PA), que causa queratitis y úlceras corneales. Se ven infecciones por PA relacionadas al uso de lentes de contacto. Hay una nueva especie de PA llamada pseudomonas aeruginosa resistente a multidroga o MDR-PA. Ésta es una superbacteria que muestra resistencia a varios antibióticos. Comparada con la PA, MDR-PA es más virulenta y el tratamiento tiene resultados más pobres. Con la MDR-PA aparecen con más frecuencia perforaciones corneales y se requiere de queratoplastías.

Los usuarios de lentes de contacto no son inmunes a la resistencia a los antibióticos. La marea creciente de resistencia se puede observar en varios casos de úlceras por PA relacionadas con el uso de lentes de contacto. Debido a que la mayoría de las úlceras son causadas por Pseudomonas, la MDR-PA es más común de lo que se pueda pensar. Los estudios han demostrado que la causa principal de muchas fallas en el tratamiento con antibióticos es la resistencia.

En muchos casos, el régimen inicial de antibióticos ha probado no ser efectivo. Se recomienda cambiar el régimen inicial de vez en cuando para tratar de reducir la resistencia en las pseudomonas. Salir del cuadro de los antibióticos normales es otra opción. Como se mencionó antes, la Colistina ha mostrado ser efectiva contra las bacterias incluso en tratamientos oculares, pero las nuevas superbacterias son resistentes a la Colistina. En un caso, la dosis tuvo de aplicarse tópicamente cada hora. Tomó 28 días de tratamiento para resolverse finalmente. La cicatriz permaneció incluso después de un año de seguimiento.

Referencia

Foto de Skeeze