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28 diciembre 2011

Pterigión

El pterigión, comúnmente conocido como carnosidad, es un crecimiento anormal de tejido en la parte nasal del ojo. Empieza como una zona roja, que ha estado presente durante algunos años, y con el tiempo ha empezado a sentirse irritada. No afecta la visión, si no es demasiado grande. Es llamado pterigión cuando pasa de la conjuntiva y ha empezado a invadir la córnea.

Se considera un fenónemo irritativo y cuando empieza a molestar, se indican gotas vasoconstrictoras que se aplican localmente para disminuir el tamaño de la lesión y la irritación. Si el tratamiento con gotas no tiene efecto, se recomienda acudir al oftalmólogo para su extirpación quirúrgica.

Como el origen del pterigión está relacionado con una sensibilidad extrema a los contaminantes ambientales, la extirpación quirúrgica no es garantía de no recurrencia, por lo que se recomienda el uso de lentes permanentemente aún después de la cirugía.

Referencia

21 diciembre 2011

¿Puede controlarse la miopía?

El siguiente es un resumen de una entrada que publicó Pablo Artal en su blog. Pablo Artal es un físico español de la Universidad de Murcia cuyo trabajo principal es sobre óptica visual.

Con frecuencia recibo preguntas de padres preocupados acerca de cómo va a evolucionar la miopía en sus hijos. Este es un tema muy complejo y no quiero crear falsas expectativas, pero me gustaría mostrar algunos de nuestros recientes resultados, parte de los cuales fueron publicados en Journal of Vision, acerca de las propiedades ópticas de los miopes y emétropes y cómo estos resultados podrían ser usados eventualmente en el diseño de lentes para controlar la progresión de la miopía.

Un ojo miope es demasiado largo en relación a su longitud focal. La imagen producida por un objeto distante se proyectará por delante de la retina y sobre la retina se verá borrosa.

Aunque la predisposición a desarrollar miopía es hereditaria, el exagerado crecimiento del ojo es propiciado por el ambiente. Son las impresiones visuales las que pueden controlar el crecimiento del ojo y con ello la progresión de la miopía. Esto ha sido confirmado en varios estudios en modelos animales. El mayor crecimiento del ojo durante el desarrollo de la miopía es, pues, inducido por el efecto borroso de la imagen en la retina, pero hasta ahora no se sabe qué partes de la retina son las más susceptibles.

Normalmente no nos damos cuenta de los errores ópticos en nuestro campo visual periférico; y aunque esto no afecta nuestra capacidad visual, se piensa que afecta el crecimiento del ojo y por tanto el desarrollo de la miopía. Se ha demostrado que el riesgo de volverse miope aumenta si se tienen errores refractivos periféricos que sitúan la imagen clara detrás de la retina periférica y se ha encontrado que los ojos miopes son menos miopes en la periferia comparados con los emétropes e hipermétropes. Por lo tanto se han sugerido algunos diseños de lentes para proporcionar un desenfoque miópico a la retina periférica, es decir, para ubicar las mejores imágenes enfrente de la retina periférica y así inhibir el posterior crecimiento del ojo.

Hay varias patentes con diseños de corrección óptica que le dan al ojo un creciente desenfoque miópico hacia la periferia. El problema es que también inducen efectos no deseados en el campo visual cuando el ojo gira.

En nuestro reciente estudio publicado en Journal of Vision sobre errores refractivos periféricos en ojos emétropes y miopes, medimos la curvatura del campo del ojo más allá de los 40 grados horizontales y los 20 verticales con un sensor de frente de onda Hartmann-Shack, especialmente diseñado para medidas periféricas. Hay algunas partes de la retina en las cuales los emétropes y los miopes difieren más (siendo los miopes relativamente menos miopes hacia la periferia), especialmente la retina temporal, pero también la parte superior. Estas partes por lo tanto parecen ser los mejores candidatos para la corrección periférica. Basados en estos resultados hemos propuesto un nuevo lente que manipule la calidad de la imagen en la región de la retina donde se ha encontrado que las diferencias son más grandes entre emétropes y miopes, es decir en la retina temporal, o hacia la porción superior dependiendo del perfil de refracción del sujeto.

Típicamente el diseño de la corrección tiene como objetivo el tratamiento de la retina periférica correspondiente a la parte nasal e inferior del campo visual. Los lentes que proponemos serían parecidos a los progresivos que se usan actualmente para corregir la presbicia.

Hasta aquí, esta es solo una idea que necesita pruebas posteriores en sujetos reales bajo condiciones experimentales controladas. Por ahora, tenemos la evidencia de que el estado óptico periférico es diferente en miopes e hipermétropes. Pero no sabemos todavía si esto es una causa o una consecuencia.

Referencia:

14 diciembre 2011

El anteojo de sol

La revista mexicana Imagen Óptica reproduce de la revista argentina Fotóptica el artículo que se resume a continuación.

El lente de sol se ha vuelto un importante accesorio de moda desde hace mucho tiempo; se ha vuelto símbolo de la personalidad de quien lo lleva, pero también está asociado a las características técnicas que definen su calidad.

El resultado final de un anteojo de sol se logra por una serie de procesos en los que se van integrando las partes que lo forman. Sus componentes dependen del estilo, del material y hasta del uso que se le dará.

A pesar de la evolución en la industria que los fabrica, los lentes de sol mantienen las características originales: un par de lentes sujetos a un armazón. A principios del siglo XX en que se impuso el anteojo compuesto por un frente y dos varillas laterales, la evolución ha ido más bien en el sentido de mejorar calidad y comodidad para quien lo usa. Así se han probado tantos materiales y diseños que ahora se tiene una infinidad de combinaciones.

Los armazones pueden dividirse primeramente en metálicos y plásticos, aunque es frecuente encontrar anteojos que combinan ambos materiales. Los metales más utilizados son el monel, alpaca, bronce, titanio, acero y aluminio, además de metales con memoria. En todo caso se busca que el metal brinde dureza, flexibilidad, resistencia y ligereza. Además algunos metales se someterán a baños galvánicos o recubiertas de oro o paladio para que no irriten la piel con el uso.

Entre los metales que se usan actualmente destaca el titanio por ser muy liviano, tener una alta resistencia a la corrosión y ser antialergénico.

Los anteojos de plástico pueden dividirse en dos grupos: los inyectados y los de acetato de celulosa. Los plásticos inyectados pueden ser de diferentes resinas como propianato, poliamida o fibra de carbono. Pero el acetato de celulosa —también llamado zilo—, que permite múltiples combinaciones de colores, texturas y diseños, ha favorecido el crecimiento en las colecciones de anteojos de todo el mundo.

Una de sus principales ventajas es la resistencia al paso del tiempo, debido que el color viene dado desde la obtención de las planchas de zilo con que se fabricarán los armazones.

La calidad de los lentes también es importante. Los orgánicos se fabrican con materiales que se mantienen estables frente al calor, absorben bien los rayos visibles y las radiaciones ultravioleta; son resistentes y livianos. Los inorgáncos son combinaciones de sílice y cal (entre otros) también absorben los rayos pero son más frágiles.

Si el color se coloca en la masa del lente, no se degradará con el tiempo, a diferencia de los pintados. Además necesitará filtros específicos para bloquear los rayos ultravioleta. Por otro lado, los filtros polarizados impiden el deslumbramiento, sin interferir con la visión.

La suma de todas las características del anteojo de sol es la comodidad. Es necesario elegir el tamaño adecuado a la fisonomía de cada usuario, que en combinación con las plaquetas, las varillas y el peso del armazón y lentes, será soportado en la nariz. Y la curva adecuada de las varillas en la zona de las orejas permitirá colocarlo o quitarlo de la cara con facilidad.

Referencia:

  • Romo, J.M. 2011. El anteojo, parte por parte. Imagen Óptica, 13(julio-agosto):52-58.

Foto de Nomadic Lass

Gracias a Verónica de COP por la revista que me regaló.

07 diciembre 2011

La manera en que los animales ven el mundo: los ojos del quitón

Cuando un pez nada en el fondo del océano, está siendo observado por cientos de rocas. Las rocas son en realidad los ojos de un quitón, un pariente de los caracoles. Quizás el único animal vivo que ve el mundo a través de lentes de piedra caliza, y sus ojos, literalmente, se van erosionando a medida que envejece.

Los quitones están protegidos por un caparazón formado por ocho placas, que están llenas de cientos de ojos pequeños llamados ocelos. Cada uno contiene una capa de pigmento, una retina y un cristalino. Se sabe acerca de los ocelos desde hace años, pero nadie sabía de lo que estaban hechos.

Daniel Speiser de la Universidad de California ha resuelto el misterio al estudiar al quitón difuso de la India. Todo comenzó cuando Speiser removió los cristalinos de un quitón y los metió en un líquido un poco ácido para limpiarlos. Entonces los cristalinos se disolvieron rápidamente!

La mayoría de los cristalinos de los animales están hechos de proteínas, que no serían dañadas por un ácido débil. El cristalino del quitón es obviamente diferente. Speiser encontró que están hechos de un mineral llamado aragonita, una versión del carbonato de calcio, que forma la concha de casi todos los moluscos desde los ostiones y caracoles hasta los quitones. Esto quiere decir que sus cristalinos están hechos de la misma sustancia que su concha.

Las estrellas de mar se parecen ya que tienen pequeños microcristalinos de calcita, pero no se sabe si los usan para ver. Hasta ahora, sucedía lo mismo con los cristalinos del quitón, pero Speiser ha demostrado que de hecho pueden detectar objetos.

Para probarlo, Speiser usó el hecho de que los quitones normalmente levantan sus flancos para respirar, exponiendo las branquias. Cuando detectan peligro, aplanan sus cuerpos y bajan la armadura. Para simular peligro, el investigador proyectó sombras de diferentes tamaños sobre el animal, y encontró que éste detectaba las más grandes. El animal ve objetos, pero no los detalles. Además reacciona igual en el aire y en el agua, lo que sugiere que sus ojos trabajan igual en ambos ambientes, lo cual no es de sorprender ya que los quitones viven en la línea de marea.

Aunque los ojos de piedra parezcan primitivos, son realmente evolucionados ya que de los muchos fósiles de quitón que existen, solamente los que son más jóvenes de 10 millones de años tienen ojos.

Los quitones sin ojos tienen células que son sensibles a la luz, pero no retinas, cristalinos o los ojos propios del quitón difuso. Speiser encontró que una especie sin ojos era en realidad más sensible a la luz que el quitón difuso, y podía detectar pequeños cambio en la brillantez. Sin embargo, no podía detectar objetos. Esto sugiere que la evolución de los ojos apropiados fue un trato desfavorable para los quitones. Ganaron la habilidad de percibir la diferencia entre objetos y sombras, pero perdieron cierta sensibilidad a la luz.

Referencia: